LOCALES
SI LOS SIGUES MANTENIENDO (Y VOTANDO), ERES TAN CULPABLE COMO ELLOS, II
Mientras la mayoría de los seudo periodistas argentinos están muy preocupados por las aventuras del «Chiqui» Tapia y su troupe de semi analfabetos, especialistas en correr detrás de una pelota, gambeteando rivales (y también libros), ya nadie habla de la tragedia que sigue enlutando a miles de familias en todo el país con muertes extrañas, surgidas de repentinos malestares-incluso en gente muy, pero muy joven, concretamente adolescentes-, que los médicos debidamente «ensobrados», en una actitud absolutamente criminal, tratan de naturalizar y normalizar, diagnosticándolas como turbo cáncer, trombosis, miocarditis, pericarditis o virus de influenza B, en un intento desesperado por ocultar lo que ya es a todas luces evidente, es decir, que esas muertes, en la mayoría de los casos, sino en todos, se deben a los efectos de los inóculos covid. En una columna anterior, titulada «Por acción y omisión, son cómplices de un alevoso crimen de lesa humanidad», hice referencia al asunto con más profundidad, por lo cual hablaré ahora de otro asunto preocupante (que no resulta preocupante, evidentemente, para la mayoría de la «prensa» y de los argentinos) como es la plena vigencia de la dictadura de género, mediante la cual, un engendro aberrante como la ESI, que con la anuencia del propio Estado argentino, permite que incluso dentro de las aulas-que deberían ser uno de los lugares más seguros para un niño o un adolescente, después de su hogar-se produzcan casos flagrantes de corrupción de menores, traducidas en hechos repudiables tales como la exhibición de material pornográfico a niños o la lectura de textos que incluyen descripciones explícitas de perversión sexual, dejando a un lado la biología para dar paso a hormonizaciones, amputación de órganos, transexualismo, etc. Y lo que aún es más grave: los niños están facultados a decidir, incluso sin el apoyo de sus padres, cuándo cambiar su sexo, siendo, claro está, totalmente apoyados por el Estado, quien les otorga un DNI con su nuevo nombre, además de un tratamiento hormonal de por vida, mencionando que también pueden amputar sus órganos (las mamas en la niñas o el pene a los varones). En suma, una verdadera clínica del Dr Frankestain, pero reconocida, promocionada y garantizada por las leyes del Estado argentino, el mismo que tú mantienes con tus impuestos, pero también con tu sumisión, con tu tibieza y con tu cobardía, votando a los mismos políticos que luego irán contra tus hijos, nietos, sobrinos o hermanos poniendo en acción a toda la maquinaria represiva del Estado, pudiendo llegar al extremo, por ejemplo, de quitarte la patria potestad, si es que no accedes a permitir la consolidación de este capítulo de la agenda globalista perversa, amparada por los cobardes colaboracionistas vernáculos, que incluye entre ellos a la inmensa mayoría de la «prensa», a los argentinos tibios y a los médicos que se cagan sobre su propio juramento hipocrático.
¿Te das cuenta de todo lo que amparas con tu voto? ¿Acaso crees que solo se trata de poner una papeleta dentro de una caja de cartón, y que todo queda reducido a ese mero acto, mediante el cual (no importa a quien votes) estás dándole legitimidad a este sistema perverso, de cuyos crímenes, además, eres absolutamente cómplice? Suele decirse que la conciencia es la voz de Dios retumbando dentro del ser humano. Parece que dentro de la mayoría no retumba la voz de Dios, tal vez porque Él, cansado de la masiva estupidez, ya ni siquiera les habla, o porque esa misma mayoría, cansada del bien, se tapa los ojos, los oídos y la boca, garantizando el triunfo del mal.
Lic. RODOLFO OSCAR MARTÍN