MISIONES, OPINION, POLITICA
INTENDENTE DE IGUAZÚ HABLÓ DE MILEI. Iguazú entre negocios, impunidad y quejas: cuando el intendente habla de “ajuste”, pero calla su propio desorden. Por Daniel Orloff.
El intendente de Puerto Iguazú, Claudio Filippa, volvió a subirse al púlpito para llorar que el “ajuste nacional” mata al turismo, a las economías regionales y a las arcas provinciales. Un discurso que, curiosamente, solo aparece cuando se corta el chorro de arriba, pero nunca cuando fallan los de abajo.
Al igual que Maurice Closs, días atrás, comenzaron a marcar la agenda con una fórmula que ya se sabe que no funciona, y es que Iguazú es una ciudad donde los recursos se concentran en pocas manos, donde las concesiones turísticas más jugosas están atadas al poder político de siempre y donde las crisis siempre vienen de la Nación… nunca de la mala administración local.
Los antecedentes del intendente: un historial que todo Misiones conoce de memoria
Si Filippa fuera un recién llegado, valdría la pena repasar su currículum. Pero hablamos de alguien cuyo prontuario público ya es parte del folclore renovador.
Para refrescar nomás: en 2018 mandó un audio a sus empleados municipales pidiéndoles a “los hombres solteros” que “le den pija a esa gorda” refiriéndose a la periodista Norma Devechi, que se había atrevido a cuestionarlo. El exabrupto fue tan grotesco que intervino FOPEA, el INADI y hasta hubo denuncia penal. Esa es su idea del debate democrático: cuando faltan argumentos, sobran amenazas sexuales. Pero en Iguazú eso no impidió que lo re-reelegieran… varias veces.
Pasemos a los datos de verdad.
Turismo: por qué la culpa no es solo del ajuste
El intendente repite que los comercios cierran por culpa de Milei, pero la economía real es más simple:
Un negocio cierra porque:
– no ofrece nada útil,
– o lo ofrece caro,
– o lo aplastan tasas e impuestos,
– o porque vivía de la política.
Y en Iguazú sobran los últimos dos casos. Tasas municipales altísimas, burocracia que ahuyenta inversión, infraestructura que no acompaña al turista, planificación urbana inexistente y un modelo que premia más los contactos que la competitividad.
Mientras tanto, al otro lado del puente, Foz do Iguaçu tiene parques temáticos nuevos cada año, servicios eficientes, vida nocturna, shoppings, parque de aves, museos, atractivos que renuevan constantemente y una lógica empresarial de verdad.
La comparación es tan brutal que la pregunta se contesta sola:
¿Por qué el turista cruza a Brasil a divertirse?
Porque allá ganan con gestión; acá sobrevive quien tiene paciencia… o buenos contactos.
El poder de Closs en Iguazú: la verdadera caja que nunca se toca
Mientras el intendente llora ajuste, el negocio pesado sigue intacto.
La UTE Iguazú Argentina S.A., vinculada al exgobernador Maurice Closs y su entorno, continúa administrando los servicios del Parque Nacional Iguazú y llevándose la parte del león de la recaudación. Una concesión longeva, polémica, que deja migajas a la ciudad y millones a los mismos operadores de siempre.
Closs no solo es empresario: durante años fue el que gobernaba y regulaba el sistema del que después se volvió beneficiario directo. Política que diseña, política que concede, política que factura. Modelo circular perfecto.
Y cuando intentó ampliar su imperio turístico (el fallido parque acuático de Puerto Libertad), quedó clarito qué pasa cuando no hay un Estado que banque: obra mal planificada, millones tirados y un elefante blanco que no duró ni un verano.
¿De verdad el problema es Milei?
Filippa repite que Iguazú sufre el ajuste, pero nunca responde tres preguntas básicas:
1. ¿Por qué Foz multiplica su oferta turística cada año y Iguazú no?
2. ¿Por qué los negocios más rentables del destino están ligados a los mismos nombres de siempre?
3. ¿Por qué cada crisis obliga a “recibir ayuda” pero nunca a revisar la gestión municipal?
La motosierra podrá gustar o no, pero la ciudad no está en crisis porque lleve un año un presidente libertario. Está en crisis porque lleva dos décadas atada al mismo modelo, los mismos dueños, las mismas prácticas y los mismos errores.
Conclusión: quejarse es fácil; transparentar, no
El intendente puede seguir denunciando recortes nacionales hasta cansarse, pero debería empezar por explicar por qué Iguazú depende tanto de la teta externa y tan poco de su propia capacidad.
Y mientras no lo haga, sus discursos serán puro humo.
El turismo necesita inversión real, reglas claras, infraestructura y planificación seria.
No dirigentes que atacan periodistas con amenazas sexuales, reparten culpas para todos lados y callan los intereses de quienes realmente mandan en Iguazú desde hace 20 años.
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Daniel Alejandro Orloff │ Periodista │ sanvicenteinforma