COLUMNA

¿ES POSIBLE UNA REVOLUCIÓN FRANCESA EN ARGENTINA? Mientras tanto, el tic tac de un imaginario reloj histórico parece realizar la cuenta regresiva hacia un final aún más catastrófico… Por Oscar Martín.

 

Por Oscar Martín

 

«No puedes hacer una revolución para establecer la democracia. Debes tener una democracia para tener una revolución».    G. K. Chesterton

 

Puedo ver claramente el futuro ahora mismo. Pero contrariamente a lo que muchos lleguen a suponer, ni tengo una bola de cristal ni me asaltan visiones apocalípticas del porvenir argentino. Solo me limito a mirar muy atentamente el presente, ese presente que sin lugar a dudas está construyéndose poco a poco para servir de base al futuro, de cuyas consecuencias, dicho sea de paso, el país nunca podrá escapar, mucho menos, si continúa transitando por este mismo camino.

Se dice que el pintor argentino Benjamín Solari Parravicini tenía contínuas visiones o sueños acerca del futuro, los cuales él mismo retrataba por medio de ilustraciones a veces confusas, llamadas psicografías. En varias de ellas, Parravicini anticipó algunos acontecimientos históricos del porvenir del planeta, entre ellos, el atentado a las torres gemelas en la ciudad de Nueva York, hecho registrado en 2001. En aquella psicografía, publicada en 1939, escribió lo siguiente: «La libertad de Norte América perderá su luz. Su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces».

De más está decir que la historia terminó confirmando sus predicciones. Pero Parravicini también se refirió al futuro de su país, Argentina. En ese sentido, una de sus principales psicografías, publicada en 1941, dice: «La Argentina tendrá su «revolución francesa», en triunfo, puede ver sangre en las calles si no ve el instante del hombre gris».

Algunos partidarios de Javier Milei han sugerido que el hombre gris al que hace referencia la citada psicografía, apunta a la figura del actual presidente. Personalmente, creo que no existe nada más descabellado y alejado de la realidad.

Pero más allá de Benjamín Solari Parravicini y sus psicografías premonitorias, está más que claro que el presente de Argentina no podía resultar más catastrófico, y por consiguiente, es de esperar que las consecuencias de esa calamitosa realidad actual acaben manifestándose en el futuro más o menos inmediato. Sin embargo, analizando el presente del pueblo argentino, el cual parece estar muy lejos de llevar a cabo cualquier intento de rebeldía (incluso el más tibio intento de rebeldía), teniendo en cuenta su actual estado de somnolencia, resignación y cobardía, solo resta esperar hasta qué punto ese mismo pueblo será capaz de seguir soportando su propia tragedia (de la cual también es cómplice). Mientras tanto, el tic tac de un imaginario reloj histórico parece realizar la cuenta regresiva hacia un final aún más catastrófico, en el cual, seguramente, el pueblo argentino habrá de reaccionar, haciendo tronar el escarmiento. Aunque esta vez dicho escarmiento tendrá que llegar a límites inimaginables, de modo que este actual presente ignominioso nunca más se repita. ¿Habrá suficiente coraje como para llevarlo a cabo, o los argentinos caerán bajo el yugo del globalismo, engañados hasta el final por la farsa democrática?

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