ACTUALIDAD, OPINION, POLITICA
ENTREVISTA A MARIO RUSSO, ANOCHE 040424. ESTAMOS RODEADOS DE GENIOS. por Walter Bravo.
El contexto del rol del Estado, como ocurriera con catástrofes climáticas que desembocaron mínimamente en índices extremos de peligrosidad de incendios, y hasta en incendios de enorme magnitud generando cuantiosas pérdidas tanto en lo ecológico como en lo económico en las provincias donde se desencadenaron, no hacen más que seguir desviando la atención del real foco del problema: los que achacan culpas siguen sin percibir que presentan argumentos endebles para sostener incriminaciones contra el Estado nacional; es decir, que los acusadores siguen acusando desde la desinformación, sin escatimar en que se están volviendo opositores de baja intensidad, pero con jactancias de rockstar.
Por supuesto que esto no se da solamente en cuestiones medioambientales -también se traslada a seguridad por ejemplo, cuando un diputado con fueros cree que posee inmunidad total ante la ilegalidad, saliendo a la calle para arengar la comisión de delito a ciudadanos sin más privilegios que la tutela de la ley, como en el caso de la interrupción voluntaria del tránsito en un viaducto, cualquiera fuere. Una contradicción en sí misma. Ocurrió con Martín Sereno frente a Desarrollo Social en Posadas, no hace demasiado tiempo -la última, y ocurrió también con Romina Del Plá y otros -en Buenos Aires, Capital Federal. Es paradojal. Todo lo que se innove o permita, sea el caso que sea, genera antecedente. Como el DNU -que no debió ingresar al plan de labor parlamentaria.
¿Qué pasaría si se toma el precedente obereño de la detención policial de Héctor Orlando «Cacho» Bárbaro cuando nada más se enajenó dentro de una dependencia del IPS en Oberá, o cuando trató de hacer validar su «chapa» de diputado nacional frente a agentes policiales para pasar sobre, precisamente, un control policial?. Quedó detenido solamente por el escándalo generado por su ya recurrente enajenación.
El punto es que existe un principio general del derecho que postula que la ley se presume conocida y vigente a partir de su publicación en el Boletín Oficial. En este sentido el desconocimiento señalado instala un espacio de confusión que gira en torno a una serie de supuestos que impiden un análisis valedero, así se termina perjudicando a quienes se debiera amparar: a los habitantes de nuestro país.
Sucede que tras 40 años de evolución ininterrupida de Democracia en Argentina, continuamos discutiendo confusiones en lugar de concertar acciones, y no volver a cometer errores de interpretación provocados por la alienación de sus decodificadores. Ocurrió con la ley nacional de Manejo del Fuego, cuando trataron de inculpar al Rabino Bergman su responsabilidad política ante los desvastadores cuasi megaincendios en distintas provincias de nuestro país, que fue algo que quedó desacreditado por imperio de los protocolos estatuidos en la correspondiente ley. Todo un agravio sin desagravio, en verdad. Se perdió mucho en la discusión, y eso es lo lamentable; pero esto mismo no sucedió en Misiones con la Tragedia del Paraná, cuando los responsables políticos de tal siniestro traducido en desgracia, fueron condenados al grado inmediato superior, y blindados en la caja de cristal que significaba el Senado de la Nación -por entonces, sólo por citar el caso más evidente.
«La ley se presume conocida y vigente a partir de su publicación en el Boletín Oficial», y como a Bergman, también quieren achacar responsabilidades por la falta física de repelentes al Ministro de Salud de la Nación Mario Russo, obviamente ahora que les falta repelente a porteños y bonaerenses debido al mosquiterio descontrolado, pero que sin embargo no les preocupó con la demasía expuesta hoy, cuando faltaron repelentes especialmente del NEA. ¿Realmente a los centralistas tampoco les preocupó por, talvez, estar obnubilados con dos conceptos el de «no importa, el bicho está lejos» o, el de «si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla»?. Quizás sea sólo una sensación, pero como sea: el desconocimiento señalado instala un espacio de confusión que gira en torno a una serie de supuestos que impiden un análisis valedero, así se termina perjudicando a quienes se debiera amparar: a los habitantes de nuestro país.
Es llamativa la vigencia del refranero demodé, en citas tales como «el muerto se ríe del degollado».
Cuatro décadas de usufructo del Estado de Derecho y seguir saliendo una hora y media tarde es del carajo o de la ostia sin paradas intermedias. Ocurrió con las vacunas para prevenir el Sarampión almacenadas y vencidas descubiertas a poco de asumir González Gracía el «Tenemos Ministerio». Por supuesto, gran alharaca mediante, el hecho fue presentado como un escándalo de inmoralidad incalificable. Pero todo llegó hasta la puerta, sin avanzar más allá. Y claro, había sido que la responsable de la compra en el gobierno anterior, de tal cantidad de dosis no distribuidas al resto de la Nación, fue ascendida al grado inmediato superior, pasando de viceministro nacional de Salud de Ginés, y responsable de la ampliación de un calendario de vacunación gratuita de Macri, a ministro de salud de la Nación y presentadora de la Payaso Filomena. Hoy con el Dengue, la situación podría ser distinta si se toma en cuenta que el factor «mortandad» es mucho más afligente a las propendidas consecuencias del Sarampión, en aquella oportunidad. Máxime con decesos confirmados.
¿Qué pasaría si adquieren relevancia penal las vidas humanas perdidas por Dengue, toda vez que no fue previsto o peor, fue omitido, el presunto desenlace fatal a causa de la propagación de un virus, cuyo caldo de cultivo es ideal en zonas donde el aspecto sanitario está obscenamente desguarecido aún bajo la tutela de la ley?. ¿Es la misma responsabilidad política que la pérdida de vidas humanas que conllevó la caída de un puente vehicular, al que le faltaron controles de la Dirección Provincial de Vialidad, a pesar de que Julio Duarte (presidente de ese organismo en 2014 cuando cayó el puente desde los 25 metros de altura que lo separaban del arroyo Acaraguá), debía recibir las alertas correspondientes de los intendentes de esa zona, o minimamente de los concejales. O algo menos probable, de los asesores legislativos?. Tarde hasta para gestionar un Puente Bailey. Tarde ante un siniestro claramente prevenible. ¿Tarde para admitir que no fue accidente?. Faltan pocos días para que se cumplan 10 años de aquella fecha, 13 de abril de 2014.
Ante el Dengue rioplatense de éste lado: ¿Qué pasaría si el gobierno anterior al actual hubiera sido del color político del Hiperinflacionario inútil de Chascomús, acaso no se habría actuado con toda la enjundia contra ese partido político, esgrimiendo la razón de la «Defensa Propia» para evitar que el León pague las consecuencias de una responsabilidad política que no le atañe, pero que a la justicia sí?. ¿No hay Casta ahí que pudiera auscultar el ex de Lourdes Di Natale, Mariano Cúneo Libarona?. Si Raulo viviera y todo sucedería en el contexto del «Cerro» Pelón en Posadas, diría: «un fiscal a la derecha, por favor».
Pero no sucederá. Para que ello ocurra no debieron estrechar filas con los responsables políticos de lo que nos trajo hasta él, y nominar a Ariel Lijo como candidato del Gobierno -ergo La Libertad Avanza, a cubrir una vacante en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Es antojadizo que el presidente deje entrever que se cuida de no cometer los mismos errores que su hoy reputado y admirado ex presidente Mauricio Macri, con la conocida gradualidad. Pero que no se detenga en el peor error político que cometió el aclamado Macri al inicio de su gestión: con el olvidado «aquí no hay cogobierno, aquí ganó el PRO». Parece que Milei NO LA VE claramente, y está cometiendo el mismo desatino de su «proamigo» ¿estará confiado que tampoco recibirá crítica alguna de sus acólitos más adelante?, porque en verdad, como a Macri, sus errores son por mérito propio.
Ante el Dengue del Paraná para éste lado, todo indicaría que los laboratorios están más que satisfechos; pero es importante considerar que si esto tuviera la magnitud correspondiente, sería un escándalo superior al Dengue de Oscar Alarcón, porque ya no se trata solamente de Oberá, sino de todo el territorio Start-Up.
Lo que es más grave es que a instancias de LLA, cada empeño por endilgar a ajenos errores propios, es que si no se preguntan retóricamente sobre estadísticas serias de dengue de salud pública de las provincias, ¿cómo puede el gobierno de forma rectora diseñar políticas como señala el ministro Russo?. ¿Y cómo pretender que puedan saber de qué se trata, si el candidato a presidente no tuvo candidatos 2023 a Ejecutivos o Legislativos en general?. Pero peor: ¿está rota la comunicación con sus adalides provinciales como para que la bomba biológica les siga estallando sin «coquilla»?. ¿Qué pasaría si se denunciara el secretismo sobre las estadísticas de Dengue en provincias sospechadas de robóticas, en los encuentros federales de salud o en los encuentros «Pacto del 25»?.
«It Ain’t Over ‘Til It’s Over», no termina hasta que no termina, lleva por nombre el tema popularizado por el multintrumentista Lenny Kravitz, porque ciertamente todavía nos faltan el zika, la chikungunya y estamos rodeados de genios.
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