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DEL POPULISMO AL DESPOTISMO: UN CAMINO DE IDA EN LA POLITICA ARGENTINA. Por Hernán Palmeiro.

El presente artículo es para mostrar la situación política actual, con una mirada centrada en las dos históricas formas de gobernar: epopulismo y el despotismo moderno.

Con el advenimiento de los gobiernos kirchneristas se produjo un cambio en la forma de pensar la política, en virtud de todo lo que suele suceder en los gobiernos peronistas: se abrió a la posibilidad de acceso a diferentes ámbitos a toda la sociedad argentina, con una característica especial que fue la defensa de los derechos humanos y esto fue uno de los caballitos de batalla de la gestión, haciendo abuso de los mismos. Entre estos abusos creando organismos que casi no tenía funciones para cumplir.

No sólo refiere a los derechos humanos, sino que esta forma de pensar de “vamos por todo” se vol al resto de los organismos del Estado, produciendo en los organismos de control el inevitabñe debilitamiento de los mismos. Un ejemplo cabal es la Aduana.

Este tipo de pensamiento y metodología de acción política fue lo que llevó al adoctrinamiento social y, por supuesto, la comisión de varios delitos que fueron expuestos por este y otros medios de comunicación.

Dicho esto, concuerdo con varias de las declaraciones realizadas por Elisa Carrióquien sentía que sobre el final de este tipo de gobierno se ponía en juego la democracia, en virtud de que la misma se fue desvirtuando en su funcionamiento. Ello debido a que se dejó de utilizar el sistema de pesos y contrapesos plateado por Montesquieu.

Pudiendo definir como “populismo moderno” al término que describe una estrategia política utilizada en democracias contemporáneas, en la cual líderes o movimientos buscan ganar apoyo apelando directamente al “pueblo” y posicionándose en contra de las élites tradicionales, instituciones establecidas o grupos de poder.

Los líderes populistas modernos se presentan como los únicos capaces de representar la voluntad del pueblo, a menudo recurriendo a discursos emocionales, nacionalistas, y simplificando problemas complejos con soluciones directas y a veces autoritarias. Siendo las características del mismo:

  • Liderazgo carismático: El líder se presenta como una figura cercana al pueblo, a menudo por encima de los partidos políticos o instituciones.

  • Comunicación directa: Uso intensivo de redes sociales o medios masivos para hablar “sin intermediarios”.

  • Antielitismo: Crítica constante a las élites políticas, económicas o culturales.

  • Polarización: División de la sociedad entre “nosotros” (el pueblo) y “ellos” (la élite, los inmigrantes, los medios, etc.).

  • Nacionalismo y soberanía: Reivindicación de los intereses nacionales frente a influencias extranjeras o globalistas.

  • Promesas simplificadas: Propuestas directas y a menudo emocionales, que ignoran o minimizan la complejidad de los problemas.

En contraposición con esta figura de un modelo que se fue agotando, y no cumpliendo con las necesidades que planteaba la sociedad argentina, empiezan a aparecer, “outsiders” de la política con propuestas diferentes y aportando resoluciones aplicadas al ámbito privado, queriéndolas llevar al ámbito público, siendo estas de difícil implementación,situación que se empezó a plantear con el advenimiento del gobierno de Mauricio Macri, quien ya venía haciendo política, por lo cual tenía los conocimientos básicos de su funcionamiento, no sucediendo lo mismo con el presidente que nos gobierna hoy en día, Javier Milei.

Al no venir de la política y ser outsider, su pensamiento es solo empresarial, situación que choca al momento de la aplicación de las políticas públicas.

Produciéndose un debilitamiento de la democracia al no respetarse lo procedimientos constitucionales, en los sistemas de pesos y contrapesos, como se dijo. Siendo que en este último tiempo se ha producido un manoseo de la Constitución Nacional y los organismos del Estado.

Pero lo que entendemos como despotismo moderno es un tipo de control político, social o económico en el que el poder es ejercido de manera autoritaria, pero bajo apariencias democráticas o institucionales. A menudo se sustenta en la vigilancia, el control de la información, la manipulación mediática, el conformismo social y la burocracia, en lugar de la fuerza bruta directa. Siendo sus características principales las siguientes:

  • Centralización del poder: aunque pueda haber elecciones o instituciones formales, el poder real está concentrado en pocas manos.

  • Manipulación de la opinión pública: uso de medios de comunicación, propaganda o redes sociales para moldear la percepción de la realidad.

  • Control indirecto de la población: a través de mecanismos como la vigilancia masiva, el endeudamiento, la dependencia tecnológica o la regulación excesiva.

  • Pérdida de libertades bajo apariencia de libertad: los ciudadanos creen ser libres, pero sus decisiones están condicionadas por estructuras invisibles de poder.

  • Burocracia opresiva: sistemas administrativos que, lejos de facilitar, dificultan el acceso a derechos y servicios, generando una sensación de impotencia.

Para que este sistema de pesos y contrapesos funcione se deberá tener en cuenta una cuestión básica fundamental: el único poder que debería gobernar es el Congreso, en virtud de que el mismo establece las leyes, que regulan absolutamente todo, hasta las funciones de cada uno de los poderes.

Es decir, el Poder Ejecutivo tiene solo la función de administración del Estado y nada más, el problema es que la mayoría de las democracias establecen un sistema presidencialista que se arroga funciones del legislativo que no le corresponden, pero dicho poder solo administra y nada más.

Por lo cual los legisladores deberían entender qué es lo que hacen dentro del Congreso, cuál es su función -respecto de la cual no vamos a explayarnos en este artículo- y el poder que manejan los mismos.

Una vez que se vuelva a entender que los que gobiernan son los miembros del Poder Legislativo, tal vez crezcamos como sociedad y entendamos la importancia de las elecciones de medio término, que son más importantes que las nacionales, debido a que elegiremos a los próximos gobernantes.

Hernán Palmeiro │ Abogado. Columnista de Opinión y Análisis

Walter Bravo │ Observador Urbano │ lun a vie 16 a 20

 

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