LA DEMOCRACIA Y LA ESTUPIDEZ DEL PUEBLO LO HICIERON POSIBLE, UNA VEZ MÁS Mientras el gobierno de Javier Milei entabla su batalla cultural, paralelamente entrega los recursos del país a la insaciable voracidad del capitalismo globalista. Por Oscar Martín.
Por Oscar Martín
«La peor soledad que hay es darse cuenta de que la gente es idiota».
GONZALO TORRENTE BALLESTER
En una muestra más de su interminable delirio, un delirio cuasi mesiánico, con ribetes marcadamente patológicos, Javier Milei volvió a hablar ayer de los supuestos logros de su gobierno en materia económica. Tal como ya tiene acosumbrado al adormecido pueblo argentino, y fiel a su estilo contumaz, afirmó por enésima vez y sin ruborizarse, que la economía argentina «está en un momento floreciente. Y eso se sostiene a largo plazo con reformas estructurales, que es lo que hacemos día a día desregulando la economía». No contento con realizar tamañas afirmaciones, y en un intento de «marear a la perdiz» (sus declaraciones tuvieron lugar en una entrevista para el podcast del informático Lex Fridman), hizo referencia al nivel de pobreza recurriendo a los mismos argumentos que utilizaba en tiempos en los que asumía el rol de personaje mediático, supuestamente rebelde y contestatario, mencionando como causas de la pobreza al «déficit fiscal que financiaba con emisión monetaria y los controles de precios». En ese sentido, señaló que «lo único» que se puede hacer «para salvar gente es sincerar los precios. Se sinceran los precios de la canasta básica, es decir que cambian las líneas de pobreza e indigencia, cuando usted hace eso, claramente va a tener un salto de la pobreza». Incluso se atrevió a ir más allá, afirmando que Argentina «encontró su piso de actividad en el mes de abril. A partir de ese momento empezamos a experimentar una recuperación cíclica. Los salarios vienen creciendo todos los meses por encima de la inflación. Los salarios nominales le están ganando a la inflación. Ya estamos en niveles similares a los que teníamos en noviembre, lo mismo para las jubilaciones», concluyó.
También hizo referencia a la importancia de la batalla cultural (emulando al kirchnerismo más rancio), al sostener que es necesaria para no ir «camino al fracaso».
Mientras el gobierno de Javier Milei entabla su batalla cultural, preparando su hegemonía política para los próximos años-«voluntad popular» mediante-, paralelamente entrega los recursos del país a la insaciable voracidad del capitalismo globalista (en los hechos, su mejor aliado, y cuyos intereses representa cabalmente), en un acto de manifiesta traición a la patria, cuyo nivel tiene muy pocos precedentes en la historia. En ese sentido, basta con mencionar su intento de privatizar la Hidrovía, consolidando los intereses extranjeros-sobre todo, estadounidenses- en la región de la Cuenca del Plata, desde donde desangran a la Argentina por vía fluvial.
Por este camino, es decir por la vía democrática, ¿queda alguna esperanza? El pueblo argentino, en su infinita estupidez, cree que si.