ESTUPIDEZ COLECTIVA. «Hay momentos en la vida de las sociedades en que, en contra de la estupidez, no hay defensa…» Por Oscar Martín.
«Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano». JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
La teoría de la estupidez colectiva se originó en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Su creador, Dietrich Bonhoeffer, llegó a la conclusión de que la estupidez colectiva es un fenómeno que va más allá del contexto económico y social, asegurando que las malas decisiones que toma la mayoría se deben exclusivamente a su propia estupidez, estableciendo en ese sentido que «la estupidez no tiene causa psicológica sino sociológica, es decir, es contagiosa: la estupidez de uno necesita de la estupidez de otro. Es como un hechizo conformado por consignas que se apoderan de la gente. Y cuando las personas están atravesando un periodo de estupidez, nunca creerán en los argumentos en contra de su estupidez, simplemente los ignoran». Pero Bonhoeffer fue más a fondo: «los estúpidos son absolutamente impermeables a las advertencias sobre las consecuencias catastróficas que su estupidez pueda ocasionarles a ellos y a los demás estúpidos, y siempre se sienten orgullosos de sí mismos y de sus estupideces. Más aún, muchas veces es peligroso tratar de persuadir a un estúpido con argumentos razonables, porque se sentirá agredido, se irritará con facilidad e incluso intentará atacar».
Mientras más me adentraba en los postulados de Bonhoeffer, más me convencía de que su teoría es de hecho un axioma, pues resulta tan clara y evidente, que no necesita demostrarse, basta con solo mirar la conducta social actual de los argentinos en general y de los misioneros en particular, considerando la actitud de estos últimos frente a la consolidación de la estafa del rovirismo, que ya lleva 21 años reduciéndolos a la condición de simples mensúes sujetos por el látigo de un capanga psicópata.
Pero Bonhoeffer continúa: «hay momentos en la vida de las sociedades en que, en contra de la estupidez, no hay defensa. Solo cuando cae el dictador o entra en crisis el gobierno o régimen social que produce la estupidez colectiva, la gente se puede librar de ella y del dolor que le generan las contradicciones entre sus pensamientos y sus actos».
Argentina lleva más de cuarenta años sumergida literalmente en el lodo de la estupidez colectiva. Durante todo ese tiempo, su sociedad no ha dejado de tomar decisiones en contra de sí misma, confiando ciegamente en un sistema a todas luces corrupto y putrefacto, votando a quienes sabe de antemano que luego se transformarán en sus verdugos, tolerando toda clase de males, que convertidos en ley por el régimen democrático, conforman un cáncer que hace metástasis en el cuerpo social, degradándolo aceleradamente, mientras rechaza, obstinada, altiva y orgullosamente, los contundentes argumentos esgrimidos contra su propia y evidente estupidez. Triste final.
Lic. Rodolfo Oscar Martín