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EL KLEROTERION: máquina del pasado que logra demostrar de modo categórico e irrefutable, que la democracia y la política actuales constituyen una verdadera y auténtica farsa. Por Oscar Martìn.

Reconstrucción de dos dispositivos conocidos como kleroterion

«Democracia es el arte de administrar el circo desde la jaula de los monos».  -H.L. Mencken

El kleroterion fue un dispositivo utilizado en las polis durante la llamada democracia ateniense, para seleccionar de un modo aleatorio a los ciudadanos que participaban para ocupar un cargo estatal, o desempeñarse como jurados. Se trataba de un bloque de piedra rectangular, provisto de varias ranuras ordenadas en filas verticales, identificadas por letras escritas en la parte superior.  Para participar, los atenienses debían usar un pinakion, que consistía en una especie de placa de bronce o madera, con el nombre del aspirante a un cargo grabado en él. El procedimiento era bastante simple: el ciudadano que aspiraba a ocupar un cargo, solo tenía que introducir dicha placa en una de las ranuras del kleroterion para que su participación fuera tenida en cuenta.  Así, hasta que todas las ranuras del dispositivo estuvieran ocupadas. Además, el dispositivo contaba con un tubo dentro del cual se introducían esferas blancas y negras, las que al salir a través de la parte inferior del mismo mediante un dispositivo accionado por una manivela, dependiendo de su color, establecían (reitero, aleatoriamente) si el dueño del pinakion en la fila correspondiente, resultaba elegido para un cargo en la polis.  Aquellos elegidos para ocupar posiciones de poder, eran sometidos a un examen para evitar que asumieran funcionarios incompetentes. El principio en el que se basaba este modo de elección de funcionarios, era: «el poder corrompe». Por eso, para minimizar el abuso y la corrupción de los funcionarios, los cargos solo podían ejercerse durante un período limitado. Se sabe que este dispositivo comenzó a emplearse desde el 370 antes de Cristo. A menudo, los atenienses se jactaban de que esta máquina les permitía garantizar el ejercicio de una democracia más justa, pues para ellos esta era la mejor manera de seleccionar a los que asumirían cargos de autoridad, evitando que los oligarcas pudieran comprar su acceso a los cargos o mantenerse en ellos indefinidamente, ya que los mismos solo podían ocuparse por el lapso de un año, sin que pudieran volver a presentarse jamás.

Como habrán podido apreciar, la democracia ateniense tenía poco y nada que ver con la actual. No existían partidos políticos, ni largas campañas mediáticas, ni encuestas favoreciendo al mejor postor, ni plataformas electorales, ni urnas, ni fraudulentos recuentos de votos, ni círculos de políticos elitistas, ni permanencia indefinida en el cargo, ni  manipulación pre y post electoral, ni liderazgos supuestamente carismáticos y populistas, ni la suma del poder público, ni impunidad garantizada frente a actos de corrupción, ni nepotismo, ni posibilidad alguna de acceso al poder de los imbéciles, necios o ignorantes. En definitiva, el kleroterion fue una máquina del pasado que, sin embargo, logra demostrar de modo categórico e irrefutable, que la democracia y la política actuales constituyen una verdadera y autèntica farsa, amparada solo por la ignorancia de quienes la defienden como si fuese un dogma sagrado, introduciendo cada tanto una simple papeleta (con una larga lista de corruptos) dentro de una caja de cartón.

 

Lic. Rodolfo Oscar Martín

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