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¿VIOLENCIA SIMBOLICA CONTRA LA MINORIA PARLAMENTARIA EN EL CONCEJO DELIBERANTE DE OBERA?. «Observador Urbano» entrevistó a la edil Adriana Kosnicki (PRO) a partir de los disparadores que ofreció la 26ma sesión ordinaria que detonó en una serie de llamativas inconsistencias de gestión política de los concejales renovadores y de diseño políticas comunales.

Por definición, la violencia simbólica reproduce estereotipos de género y refuerza relaciones de dominio-sumisión. Es decir, que los pensamientos, mensajes, imágenes y conductas, son los mecanismos que utiliza la violencia simbólica para excluir mediante la humillación y la discriminación, a quienes no se ajustan a los estereotipos que establece, y que en las ciencias sociales se utiliza para describir una relación social asimétrica donde el «dominador» ejerce violencia indirecta y no físicamente directa en contra de los «dominados». El sociólogo francés Pierre Bourdieu que investigó estas conductas, existen quienes no la distinguen claramente, o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son «cómplices de la dominación a la que están sometidos». No es el caso de los integrantes de la minoría parlamentaria del Concejo Deliberante obereño pertenecientes a PRO, pero podrían haber naturalizado la práctica de sus pares del partido gobernante por el folclore político originado hace más de 20 años en Misiones, por irreversibles.

Pero antes de establecerse desde la ciencia social y la psicología como violencia simbólica propiamente dicha, que se caracteriza por ser una violencia invisible, soterrada, subyacente, implícita o subterránea que esconde la matriz de las relaciones de fuerza donde se la ejerza, Michel Foucault ya la definía como que «el poder está en todas partes»; o el caso de Antonio Francesco Gramsci, el más claro referente del fascismo, que ya hablaba de «hegemonía cultural» como contexto para argumentar su legado y posterior obra política. Es lo que se desprende de la nota que ofreció la concejal Adriana Kosnicki a Observador Urbano, toda vez que la mayoría renovadora del pleno del Concejo Deliberante de Oberá, le cierra la puerta sistemáticamente a todo proyecto que presentara con el agravante de no habilitar el debate del proyecto presentado, salvo dos -en su caso, que fueron de «declaración», y a favor de una medida del oficialismo.

Adriana Kosnicki | infober

En un audio extenso, pero rico en información, la política -cuya notoriedad surgiera por ser portavoz de los comerciantes autoconvocados de Oberá que reclamaban acciones y omisiones tanto gubernamentales de la administración comunal como del legislativo local hacia el sector comercial, especialmente en la etapa en la que Carlos Fernández tomaba licencia y lo reemplazaba Pablo Hassan hoy intendente electo, detalló que todas sus iniciativas han envuelto y ahondado en problemáticas de fondo que terminan minimizadas corporativamente por sus pares del partido gobernante, sin el análisis de las cuestiones expuestas, a pesar de las viabilidades también ofrecidas. Zoonosis y parasitósis, previsión de crisis, falta de estadísticas oficiales para diseño de políticas legislativas, facilitación a la comisión de delitos de deslealtad comercial, voracidad fiscal, falta a los deberes de funcionario público, retaceo oficial de información pública, baja calidad institucional, y disfuncionalidades en el análisis y concresión de políticas públicas y su economía.

Solo debemos «hacer visible lo invisible» sostenía Michel Foucault.

 

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