LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE. No se entiende el presente sin conocimiento del pasado, y éste se comprende mejor desde la perspectiva del presente. No se puede hacer política sin saber historia. El diputado MC, UCR Misiones, y productor primario de yerba y apostoleño, Walter «Chiquitín» Molina, aporta en este artículo su visión del escenario desregulado del mercado yerbatero, a pesar de no ser intervenido por el Estado, sino por la unanimidad de todos los sectores que integran la producción y elaboración del oro verde mayoritariamente misionero.
«No se entiende el presente sin conocimiento del pasado, y éste se comprende mejor desde la perspectiva del presente. No se puede hacer política sin saber historia».
El dictado del DNU 2023-70- (decreto de necesidad y urgencia) publicado en el boletín oficial de la nación el 21 de diciembre del 2023, deja a la actividad yerbatera herida de muerte ya que el mismo deroga, modifica y elimina varios incisos de los artículos 3, 4 y 5 de la ley 25564 (INYM), ley que desde su creación fue lazo social, reciprocidad y entendimiento de que si la norma no nos alcanza a todos, el lazo social se desintegra. El DNU del ejecutivo nacional no comprende la magnitud social, está en duda si busca mejorar la actividad del sector o busca un objetivo exclusivamente economicista: tener la potestad absoluta del negocio yerbatero en manos de unos pocos.
Dados los nuevos acontecimientos en la actividad económica yerbatera resurgen los sospechosos de siempre con una versión remozada en comparación a la década del 90
que dejara sin efecto la Comisión Reguladora de Yerba Mate. (CRYM).
El Instituto Nacional de la Yerba Mate entró en vigencia hace 22 años, y en todo este tiempo nunca vimos -por fortuna, la quiebra de algún industrial poderoso siendo esta, parte fundamental del eslabón de la cadena productiva (generadores de empleo). En sentido contrario en la década del 90 vimos como innumerables familias de pequeños y medianos productores malvendían su unidad productiva por debajo de su valor real.
Estas nuevas medidas que buscan desregular la actividad yerbatera no aportan reglas claras de juego, quedando el precio de la materia prima en manos del mercado, entre
la oferta y la demanda, escenario favorable para la industria e incierto, y probablemente poco rentable, para el productor primario.
Estamos en condiciones de manifestar que la economía y la política son igualmente imprescindibles y no pueden reemplazarse en sus respectivos roles, necesitan complementarse por que ambas responden a demandas distintas e igualmente válidas.